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15 animales que se emparejan de por vida
Ciencia•10 min read
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"Pero las plantas también sienten dolor", es un argumento frecuente que se les plantea a los veganos, pero la conclusión es que las plantas no poseen receptores del dolor como los humanos y los animales.
Palabras de Hemi Kim
Cuando los veganos y vegetarianos argumentan que la gente no debería comer carne por el sufrimiento de los animales, algunas veces se ven enfrentados al contraargumento de que las plantas también sienten dolor. Según esta afirmación, los humanos no deberían tener que restringir sus dietas con base en el sufrimiento de los animales usados como alimento, tales como las vacas, los cerdos y los pollos, porque las plantas también sienten dolor. Una búsqueda rápida de “las plantas sienten dolor” en cualquiera de las grandes plataformas sociales revela cómo se desarrollan estos argumentos.
En años recientes, los botánicos, que son los científicos que estudian las plantas, han logrado grandes avances en el conocimiento acerca de las capacidades de las plantas y sus respuestas, así como del papel fundamental que las plantas juegan en las redes alimentarias y ecosistemas de todo el mundo. Aún así, estos expertos no están de acuerdo en que las plantas posean algo parecido a las vidas internas o experiencias dolorosas como los humanos.
El dolor puede ser considerado como un sistema de advertencia que existe para protegernos, según explicó la psicóloga del dolor Rachel Zoffness a la presentadora Alie Ward en un episodio de su pódcast “Ologies”. Zoffness explica que hay tres categorías de dolor: biológico, psicológico y social.
Los factores biológicos de dolor incluyen genética, nutrición, sueño, anatomía, daño del tejido, dieta y disfunción del sistema. Los aspectos psicológicos del dolor incluyen los pensamientos, las experiencias y los comportamientos de afrontamiento del individuo. El trauma previo, los recuerdos y las emociones tienen impacto en cómo un individuo puede sentir dolor. La parte social o sociológica del dolor puede incluir el acceso a la atención, tener un grupo de apoyo de amigos y familia, e incluso el racismo.
El dolor es un “fenómeno biopsicosocial complejo creado y mantenido por factores biológicos, cognitivos, emocionales, conductuales, psicológicos, familiares y sociológicos”, escriben Zoffness y los médicos pediatras Jenifer Matthews y David Becker en un estudio publicado en Complementary Therapies in Medicine en el 2021 sobre cómo entrenar a los médicos en hospitales para tratar el dolor en los niños.
Mientras que los científicos no están totalmente de acuerdo en si las plantas sienten dolor, la respuesta simple a esta pregunta es “no”. Como lo explicó la Dra. Elizabeth Van Volkenburgh, bióloga de plantas, todos los organismos vivos perciben y responden al tacto doloroso, pero las plantas no perciben o “sienten” dolor de la misma forma que los animales porque no tienen sistema nervioso ni cerebro.
Aunque es cierto que una forma de medir el dolor es examinar cómo un organismo mecánicamente reacciona ante un estímulo del medio ambiente, esto no abarca lo que usualmente se entiende por dolor. En ausencia de nervios y cerebro, es difícil saber cómo las plantas podrían tener una experiencia de dolor.
Aún así, hay algunos intérpretes de desarrollos científicos recientes que dejarían abierta la pregunta acerca del dolor de las plantas. En un artículo de opinión publicado en Plants People Planet en el año 2019 sobre el fenómeno conocido como “ceguera de las plantas” — en el que las personas obvian a las plantas y su rol y prefieren a los animales y su estudio —, la botánica estadounidense Sandra Knapp resume algunos de los hallazgos científicos sobre las plantas en las últimas dos décadas. Se ha descubierto que las plantas tienen sensaciones que les ayudan a reaccionar ante las amenazas a su supervivencia y a otros eventos en el medio ambiente y a enviarse entre ellas señales de alarma como una forma de comunicación.
Los científicos han descubierto que los árboles se comunican entre ellos por medio de una red de raíces y hongos subterráneos. Por medio de estas redes de micorrizas, las plantas y los hongos transmiten señales de defensa entre ellos, causando “cambios repentinos en [vecinos] [neighbors], incluso a aquellos de diferentes especies”. Los investigadores de plantas también han documentado los gases que las plantas emiten cuando son cortadas o están enfermas y las respuestas defensivas de estas a los sonidos de las orugas comiéndolas. Estos comportamientos de las plantas pueden describirse como comparables a la forma como los humanos podrían manejar el sufrimiento físico y emocional, todo lo cual abre la cuestión del comportamiento de las plantas como una nueva era de comprensión.
Para Knapp, la interpretación de las reacciones químicas de las plantas como dolor podría ayudar a las personas a tener más empatía por las plantas como especie y por su difícil situación. Describir las plantas en términos que las personas puedan relacionar con su propio sufrimiento podría ayudar a los humanos a ver las tareas únicas y complejas que las plantas ejecutan para sobrevivir.
Sin embargo, en general, los científicos de plantas son cuidadosos al usar palabras que describan los “comportamientos adaptativos” de las plantas, evitando términos como “sentir” que engañarían a las personas para equiparar las experiencias de las plantas con las experiencias humanas o de los otros animales.
El dolor es una experiencia altamente individualizada: el observador primario de este evento es la persona que está experimentando y sintiendo el dolor. Esta subjetividad hace difícil para los científicos describir, documentar y medir de forma precisa la experiencia más allá de la observación primaria. Sin embargo, el hecho de que un científico no pueda medir algo por sí solo no niega su existencia y el autoinforme sigue siendo una de las formas estándares de evaluar el dolor.
Los científicos infieren que los animales no humanos sienten dolor basándose en el conocimiento de la experiencia humana, las observaciones de comportamientos de animales no humanos en respuesta a eventos desagradables y la existencia de receptores del dolor en animales no humanos. La forma en que los animales sienten el dolor requiere la existencia de receptores del dolor y un cerebro, cosas que las plantas no tienen. Como éstas carecen de sistema nervioso y cerebro, los científicos no pueden concluir que las plantas sienten dolor.
Las plantas no tienen receptores de dolor, lo cual es un signo crítico de que las plantas no experimentan dolor de la misma forma que lo hacen los animales.
Sin embargo, la posibilidad de sentir dolor no puede ser inferida simplemente solo de la presencia de receptores de dolor, específicamente de neuronas sensoriales tales como los nociceptores. Los investigadores de dolor señalan el dolor del miembro fantasma como un ejemplo de aquellos casos en los que se siente dolor sin tener receptores de dolor. Este tipo de dolor ocurre cuando alguien ha perdido una extremidad debido a una amputación. Aunque la extremidad ya no está presente, el individuo todavía está experimentando dolor en ese brazo, pierna u otra parte del cuerpo. El fenómeno del dolor del miembro fantasma sugiere que mientras los receptores son un componente importante para comunicar el dolor desde diferentes partes del cuerpo, el dolor se construye en última instancia en el cerebro, según la investigadora del dolor Rachel Zoffness.
“El dolor es procesado por múltiples partes del cerebro”, escribe Zoffness en un artículo del 2019 de Psychology Today, “incluyendo el sistema límbico, el cual es conocido como ‘el centro emocional del cerebro’”. El dolor se define generalmente en la cultura popular como puramente físico, basado en neuronas, transmisiones sinápticas y otras interacciones complejas del sistema nervioso. Sin embargo, durante décadas los científicos han estudiado el dolor como una interacción interconectada y dinámica entre los estados sociales, emocionales y físicos del individuo.
Hablar sobre si las plantas sienten o no dolor — incluyendo cómo la respuesta de las plantas difiere de la forma en que los animales experimentan dolor — puede ayudar a más personas a considerar el sufrimiento de los animales en granjas, lo cual eventualmente podría llevarlos a dejar de comer carne.
Los defensores de animales pueden también crear apoyo social para el cambio de comportamiento en una variedad de formas. Por ejemplo, abogar por opciones de menú vegano en escuelas, realizar desafíos cortos para probar el veganismo, difundir guías de reemplazo de alimentos y adaptar iniciativas a poblaciones específicas. Visita la página de Take Action de Sentient Media para más información sobre organizaciones que apoyan el cambio de alimentación hacia dietas veganas.